Mientras ellos se asolean, su dictador mira una pelicula en su cuarto privado con aire acondicionado mientras almuerza un plato fino preparado por un chef.
Mientras ellos son utilizados como carne de cañon para atacar manifestaciones, su dictador duerme toda la tarde en su cuarto.
Esa es la realidad de los fanáticos sandinistas, que son vistos como esclavos por su propio dictador.
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